Caballo tres alfil rey,
peón cuatro reina.
Anticipando tu movimiento
inseguro en lo aparente,
desde el balcón te espiaba,
deslizado por la cuesta,
en la alegría de saber
que sólo era retraso inevitable
hasta el abrazo del tablero,
nuestro tablero de ajedrez.
El marfil estriado
de tus cabellos de león,
insobornables a la historia
con minúsculas
y la sinrazón fundamentada
en modernidad redentora,
perfumando de hombría y dignidad
mi refugio de Torres Jordi cada tarde,
en el silencio compartido
de quienes no necesitan romperlo.
José Mª, peón cuatro rey,
caballo tres alfil rey.
Tu rambla de cuadros blancos y negros
es un pañuelo infinito
surcado de mediterráneo
donde mi nostalgia se desborda
al paso de tus zapatos circulares
que te transportan al futuro.
En el cielo anarquista
pacerás la utopía
de tu certidumbre insobornable.
¿Por qué os morís algunos menos que otros?
¿Por qué nos morís con ello a los demás?
Te visitaré algún día,
a solas, para hablar de Xaloc-69,
de la libertad de las banderas
y los claveles lisboetas
reventando en la vivencia
y la envidia compartidas.
Charlaremos del viento
en el que flotas y del mar
donde se agita
tu cabellera secular
de gladiador inmortal.
Y haremos planes
para que sean tu viento
y tu mar los que me empujen
en su momento hasta tu playa.
Tantas partidas, José María,
nos quedaron pendientes
que solo la eternidad
pudiera contenerlas.
Hilario Franco Carrión
Madrid, verano de 1993
Madrid, verano de 1993
Desde el jueves MÍTICA poesía.
ResponderEliminarY el escrito de la octavilla no puede ser MEJOR:
Porque él creyó ayer en la utopía
seguirá siendo hoy nuestra esperanza.
Porque anticipó nuestra utopía
seguimos soñando su esperanza.
Alguien se acuerda de las divertidas partidas a la canasta? trampas incluidas. LUZ
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