lunes, 20 de junio de 2011

La Usurpadora

Pandemonium (John Martin)

Un aluvión de literatura pseudo-revolucionaria ha invadido España. Todo el mundo quiere ser de izquierda, postula soluciones terriblemente radicales y ultras. Hace todavía pocos años, no teníamos más que la política oficial, la indiferencia de la gente y algunas voces tímidamente oposicionales. Todo esto pertenece al pasado. El cambio de decoración no puede ser más espectacular. El coro formado por la gente que quiere ser  de izquierda es cada vez más amplio y ruidoso, y las voces de los que quieren, a toda costa, convertirse en personajes, cada vez más estridentes. ¿Hay algo más triste que una turba de ambiciosos componiendo su gesto jacobino? Hay que tener cuidado con esta pseudo-izquierda compuesta, en gran medida, de mimetismo, oportunismo y arribismo.

Los que más gritan ahora que son de izquierda son los que no lo han sido nunca, los que durante esos largos años han navegado en favor de la corriente, viviendo a dos carrillos, sin conocer lo que es la penuria y la cárcel, indiferentes a los sufrimientos y las cuitas del pueblo, de la clase trabajadora. Para esa gente, la izquierda es un valor de bolsa; se apuntan a ella según su cotización en el mercado.

España no necesita de esa izquierda de moda, fabricada en los salones, la gran prensa de París y ciertas revistas demagógicas del interior. Esa izquierda que se está improvisando a toda velocidad, con los más aparatosos medios, es la falsa izquierda, la izquierda usurpadora, la izquierda politiquera y maniobrera. Y ella lo sabe. Por eso se da tantos aires de importancia. Una izquierda verdadera y digna de este nombre no se improvisa. Se pueden improvisar insignias, banderas, colores, etiquetas, cenas políticas, publicaciones a todo lujo y cuentas corrientes, pero no una conciencia de izquierda. Para lo primero no hace falta más que dinero, influencia pública y una buena dosis de cinismo; lo segundo se logra a través de la honradez, la honestidad, el espíritu de sacrificio, la modestia, la integridad moral y el idealismo. Trabajador: la izquierda verdadera eres tú. No te dejer embaucar ni manipular.

Heleno Saña
Revista Sindicalismo, 1975





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