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viernes, 28 de octubre de 2011

Negrín per Abad de Santillán

Juan Negrín (President de Govern, PSOE) i Manuel Azaña (President de la República, IR)

"Tenía la llave de la caja y lo primero que se le ocurrió en materia de finanzas fue crearse una guardia de corps de cien mil carabineros. No hemos tenido nunca 15.000 carabineros cuando disponíamos de tantos millares de costas y de fronteras, y el Dr. Negrín, sin fronteras y sin costas, ha creído necesario — ¿para asegurar su política fiscal? — un ejército de cien mil hombres. El delito de los que consintieron ese desfalco al tesoro público merece juicio severísimo. Y los que han tolerado sin protesta esa guardia de corps de un advenedizo sin moral y sin escrúpulos, también deben ser responsabilizados, por su negligencia o su cobardía, de ese atentado al tesoro y a las conquistas revolucionarias del pueblo, que a eso se reducía, en última instancia, esa base organizada y bien armada de la contrarrevolución.


Tiene el arte maquiavélico de corromper a la gente, y es esa corrupción que le rodea lo que permite el secreto de la política que practica, política que, a causa de la inmoralidad y de los derroches en que se apoya, no puede ser más que secreta, como el arte del atraco. La clandestinidad, sin embargo, en asuntos como los financieros, no tiene antecedentes en ningún país. El propio Mussolini, ídolo de Negrín, tiene que acudir al parlamento para que apruebe sus presupuestos y vote los créditos para sus hazañas. La dictadura negrinesca (...) es más absoluta que la de Hitler y la de Mussolini, pues no necesita ni considera necesario dar cuenta a nadie, ni siquiera a sus ministros, de los miles de millones de pesetas evaporados".

Diego Abad de Santillán
Por qué perdimos la guerra 


sábado, 25 de junio de 2011

Indalecio Prieto Tuero y "Míster Blackstone"

Caricatura de Indalecio Prieto Tuero publicada en Solidaridad Obrera el 18 de junio 1936
Indalecio Prieto (PSOE) fue el creador del SIM, órgano represivo al servicio de Stalin

MISTER BLACKSTONE
Extracto de "En busca de Andreu Nin", de José María Zavala

El general soviético preguntó a Negrín si podía proporcionarle unas credenciales que demostrasen que él era agente de uno de los principales bancos estadounidenses o británicos. Negrín no puso objeciones y Orlov obtuvo un documento del Ministerio de Hacienda, firmado por su titular, en el que se pedía a las autoridades militares que prestaran ayuda a "Míster Blackstone, representante plenipotenciario del Banco de América". 

Orlov preguntó a Negrín quiénes estaban al corriente del plan. Éste contestó que sólo Azaña, Largo Caballero y él mismo lo conocían, pero que habían tenido que informar al director del Tesoro, Francisco Méndez Aspe. Finalmente otra persona debía estar forzosamente implicada en la trama: el Ministro de Marina y Aire, Indalecio Prieto. La explicación era obvia, sin la protección de la marina republicana en el Mediterráneo, los buques mercantes soviéticos que debían transportar el oro a lo largo del Mar Negro hasta el puerto de Odesa, corrían peligro de ser interceptados por alemanes e italianos. 

Pese a que el propio Prieto insistió en negar la menor participación suya en la operación, lo cierto es que en aquel momento mantenía un estrecho contacto con Negrín, quien a su vez había sido un miembro muy comprometido de la facción prietista del PSOE. Los lazos entre ambos eran más que evidentes y sin el respaldo del Ministro de Marina y Aire, el traslado del oro habría sido probablemente descubierto. Incluso el propio Ministro de Exteriores, Julio Álvarez del Vayo, aseguraba que Prieto había sido "hecho copartícipe del secreto".

Pero a Prieto el pragmático pocos le superaban en tozudez, e insistió en desmentir la relación con el plan. Bajo su soñolienta mirada, reflejo quizá de la diabetes que padecía, se escondía un espíritu enérgico que dejaba a menudo sin aliento a todos los que trabajaban a sus órdenes. Parecía más grande de lo que realmente era, tal vez por su monumental cabeza. 

El testimonio de Orlov sobre la implicación de Azaña en el traslado del Oro de Moscú contrastaba con el hecho de que el Presidente de la República  no hiciese la menor mención a este asunto del dinero. Pero no es menos cierto que el embajador español en Moscú, Marcelino Pascua, afirmó que su amigo Negrín le había dicho "repetidamente" que en realidad Azaña jamás se opuso a la operación.

    

sábado, 7 de mayo de 2011

Manuel Azaña, responsable de la represión sangrienta contra los anarquistas como Ministro de la Guerra (1931-1933)

Víctimes anarquistes de la repressió policial i militar a Casas Viejas

“Ni heridos, ni prisioneros. Los tiros a la barriga”. (Instruccions del Ministre de la Guerra Manuel Azaña al capità Bartolomé Barba, sobre la repressió contra la sublevació anarquista a la població de Casas Viejas, gener de 1933)

11-1-33. “Se han mandado muchos guardias, con órdenes muy recias. Espero acabarlo esta misma noche”. 13-1-33. “Han hecho una carnicería”. M. Azaña, Los cuadernos robados, p.133, 134.

“En Casas Viejas no ha ocurrido, que sepamos, sino lo que tenía que ocurrir”. M. Azaña, Obras Completas, V.II, p.535.(22 dies després de la repressió sanguinària per part de la guàrdia d'assalt i la guàrdia civil, que acabà brutalment amb la vida de 22 persones, la majoria de les quals solidaritzada amb la revolta anarquista)

13-1-33. Cita a Fernando de los Ríos (ministro de Instrucción Pública, PSOE) “lo ocurrido en Casas Viejas es muy necesario, dada la situación del campo andaluz y los antecedentes anarquistas de la provincia de Cádiz. Por su parte, Largo Caballero (ministro Trabajo, PSOE) declara que mientras dura la refriega, el rigor es inexcusable”. M. Azaña, Memorias Políticas, 1931-1933, p.136-141.

“Como Fernando me oyó decir que fusilaría al que cogiese con las armas en la mano (ley de fugas), quiso disentir; pero no le dejé, y con mucha brusquedad le repliqué que no estaba dispuesto a que me comiesen la República. Todos los demás ministros aprobaron mi resolución”. M. Azaña, Memorias políticas, p.384. (Sobre la repressió republicana contra una revolta anarquista el gener de 1932)

Manuel Azaña

jueves, 21 de abril de 2011

Pablo Sorozábal, sobre Manuel Azaña i Lluís Companys

Manuel Azaña i Lluís Companys, setembre de 1934

«Ensayé varios días en serio los programas que íbamos a ejecutar en Barcelona, en el Liceo, pues eran obras difíciles, y la banda, de tanto tocar al aire libre y sin ensayos por esos pueblos de Dios, había bajado en calidad; y un buen día nos trasladamos a Barcelona. El concierto de presentación fue un éxito formidable. No me acuerdo del programa entero pero sé que figuraban en él la Petruchka de Strawinsky y el Septimino de Beethoven.

Me quedé asombrado de las condiciones acústicas del escenario del Liceo. En un ensayo previo que hice allí, en aquel escenario, salieron a relucir faltas que jamás habían aparecido en otros locales. Es decir, que particellas que se habían tocado muchísimas veces, contenían errores de los que yo no me había dado cuenta, ni tampoco [el maestro] Villa, por no haberlos oído. Como ya digo, el éxito artístico fue muy grande, pero tan grande o mayor fue el mal rato que tuve que pasar cuando durante el intermedio me pidieron que subiera al palco presidencial a saludar al Gobierno.

Bueno, el caso es que vino alguien a decirme que el presidente de la República quería felicitarme, y que subiera al palco. Así lo hice. Cuando llegué y el acomodador me abrió la puerta, me encontré con una escena inolvidable. Un criado de calzón corto y media blanca tenía sobre sus manos una caja de bombones de más de medio metro de grande (todo eso en el antepalco). El presidente de la Generalitat, Companys, riendo le decía a Azaña: “Oye, Manolito, que tú llevas ya cuatro bombones y yo dos solamente...” (Y esa frase la decía con voz atiplada, infantil, como si estuvieran jugando).

Yo subí sudando, jadeante por el esfuerzo que había hecho al dirigir. La escena me causó tal estupor, tanto asco, que me quedé de una pieza.

Azaña se acercó a mí y me felicitó. Luego me preguntó por qué en el Septimino no habíamos ejecutado el minueto. Le contesté secamente que el arreglo de esa obra lo había hecho el maestro Villa y yo no sabía por qué motivo no había incluido el minueto. Demostró ser un buen aficionado a la música. Quiso hablar de música y me invitó a que comiera bombones pero me abstuve de ambas cosas. Tuve que hacer un esfuerzo tremendo por no destaparme y soltar todo cuanto se me venía a la boca. Me hubiera gustado insultarles, haberles llamado cobardes y canallas y recordarles que en Madrid el pueblo hambriento, con un hambre de más de un año, seguía luchando y muriendo por la República y la libertad mientras ellos estaban comiendo bombones de chocolate servidos por criados con librea, pero... pude contenerme y me callé.

Cuando se dieron cuenta de mi mutismo se despidieron y pude marcharme. Allí les dejé disputándose los bombones. Bajé indignado. Me dolía el corazón y sentía el haberme callado... Pero esa escena la narré a los músicos para que la divulgasen».

Pablo Sorozábal
Mi vida y mi obra, Fundación Banco Exterior, Madrid 1986, págs. 163-165


viernes, 28 de enero de 2011

L'expoli de la República: Juan Negrín


Juan Negrín (PSOE), Manuel Azaña (IR), general Miaja y El Campesino (PCE)
Detrás, el ministro Prieto (PSOE)

Extracte del llibre "En busca de Andreu Nin", de José María Zavala

EL GRAN EXPOLIO

La mañana del 14 de octubre de 1936, el doctor Juan Negrín atravesó el umbral de la legación soviética en Madrid para visitar al embajador Rosenberg, a quien acompañaba Alexander Orlov en su despacho.

Dos días atrás, los funcionarios soviéticos habían recibido las instrucciones cifradas de Stalin autorizando la recepción y el traslado de las reservas de oro del Banco de España a la URSS.

El ministro de Hacienda español en el gobierno de Largo Caballero era un político poco experimentado, que antes de la guerra había sido profesor de fisiología. Tampoco era un buen orador, aunque tuviese don de gentes, fuese culto y políglota. Era enemigo de la improvisación, por lo que se limitaba a leer o recitar discursos en el Parlamento que otros le escribían antes. [...].

viernes, 24 de diciembre de 2010

La pleamar totalitària contra Catalunya

Juan Negrín y Manuel Azaña, 1937

Extracto del capítulo “La pleamar totalitaria: Contra Cataluña” de La Revolución Libertaria, de Heleno Saña, publicado por la Editorial Laetoli.
“En realidad, Cataluña había comenzado a ser despojada de su poder a raíz de los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona y la toma del control del orden público por el comunista Burillo, con el nombramiento del general procomunista Sebastián Pozas como comandante en jefe del Ejército del Este y con el envío de barcos de guerra y 5.000 soldados de élite a la capital catalana [contra la CNT-FAI y el POUM]. Azaña, que en ese momento se encontraba en Barcelona, se quejó –no sólo en su correspondencia privada- de que la Generalitat lo había tratado con menosprecio y hostilidad y le había negado el debido respeto. Al mismo tiempo se deshizo en insultos contra los anarquistas, a quienes responsabilizó de las luchas callejeras, aunque Tarradellas le había explicado que todo aquello había sido una provocación desencadenada por la gente del PSUC y no autorizada por él ni por Companys. Pero el viejo odio pequeñoburgués contra los anarquistas y la cólera recién avivada del castellano contra una Cataluña segura de sí misma, eran más fuertes que cualquier reflexión sensata. Al comienzo de la República, Azaña se había inclinado a favor de la autonomía de Cataluña por cálculo político; pronto, sin embargo, decidió hacerla fracasar aliándose con Negrín, Prieto y otras fuerzas anticatalanas.
Nada más asumir su cargo de jefe del Gobierno, Negrín fue instruido por Azaña a proceder con dureza contra Cataluña: “No puede admitirse que la economía se convierta en un despotismo personal, ejercido nominalmente por Companys y en realidad por grupos irresponsables que le sirven a él. […].

A finales de julio de 1937, Azaña se vio obligado a oír en boca de Tarradellas: “El Gobierno ha enviado a Catalunya un ejército de ocupación que vive a costa del país […]. De Madrid se está haciendo un mito para emplearlo a favor de la política centralista antiautonomista”. Tarradellas recordó también al presidente de la República que en el frente de Madrid luchaban 40.000 catalanes y que la ofensiva de Brunete sólo había podido acometerse porque Catalunya había suministrado la munición requerida para ello. Pero estas puntualizaciones encontraron oídos sordos en Azaña, que de acuerdo con Negrín prosiguió la campaña para despojar a Catalunya de su poder".