“Era maestro de maestros. Yo le llamaba así siempre, porque era, a mi modo de ver, la maestría hecha hombre: maestría en el hablar; maestría en el vestir con una sencillez extraordinaria pero elegante, elegante y sencillo –¿qué dificil, verdad?-; y tenía el don de que cuando hablaba con profesores, con gente de talla, todos le escuchaban y nadie hablaba. Estudiaba mucho. Acín era un hombre de estudios profundos. La facilidad de palabra que tenía, ese don que tenía. La sencillez, la bondad, la generosidad sin límites. Maestro de maestros, como lo fue Sócrates, como lo fue Jesús, como lo fue Tagore, como lo fue Tolstoi, Gandhi y todos los grandes…”.
Ramón Acín por Ramón Liarte
Ramón Acín por Ramón Liarte
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